Artista y artesano autodidacta, realizó un de curso de carpintería con Gonzalo Arbutti. De Buenos Aires se fué a Chapadmalal, cerca del mar, con Natalia, su mujer, y allí viven actualmente con su hija Francisca y sus gatos, Canelón y Ramona, en contacto continuo con la naturaleza, su fuente de inspiración.
Agustín consigue convertir en arte su diálogo continuo y profundo con su entorno y con la madera en particular, “un diálogo que tiene que ver más con la impronta del árbol que con la madera como producto”, como él mismo cuenta.