Cristina Carulla restaura una masía del siglo XII en el pintoresco pueblo medieval de Cruïlles en Girona, consiguiendo un equilibrio entre tradición y modernidad
La masía, de 500 m², está integrada en la antigua muralla y cuenta con un jardín de 300 m² y una casa de huéspedes independiente. El proyecto combina elementos rústicos y tradicionales con una intervención contemporánea consiguiendo un equilibrio entre tradición y modernidad, dando como resultado una casa íntima y sofisticada que invita a la contemplación y a vivir en armonía con el entorno rural.