En la confluencia sutil entre palabra y forma, entre sensibilidad y técnica, nace Fuertes Santamarta. Un estudio de interiorismo que no se funda solamente sobre planos y materiales, sino sobre algo más intangible y, quizás por eso, más verdadero: la escucha. La escucha honesta de quienes habitan, sueñan y necesitan. La escucha como gesto inicial de una arquitectura emocional.
Este taller de interiorismo con sede en Marbella es el fruto de dos miradas complementarias. La de Alicia Fuertes, periodista y diseñadora de interiores, para quien cada casa es también una historia que merece contarse con belleza y pausa. Y la de Sara Santamarta, arquitecta y diseñadora, que comprende el espacio como estructura que acoge y transforma. Juntas, fundan un estudio donde la empatía es materia prima, y el resultado siempre supera lo meramente funcional.
Arquitectura íntima
El trabajo de Fuertes Santamarta se mueve entre los márgenes delicados del diseño residencial, comercial y de hospitalidad. Pero más allá de los usos y los programas, hay un hilo conductor inconfundible: el deseo de hacer sentir. Cada uno de sus proyectos es una obra de orfebrería emocional, un juego de equilibrios entre materiales nobles, paletas calmadas y detalles que respiran calma.
Antes de diseñar, Alicia y Sara preguntan. Antes de elegir acabados, escuchan hábitos, costumbres, recorridos. Es entonces cuando el proyecto empieza a cobrar forma, como un poema dictado por quien lo vivirá. “No se trata de elegir una estética, sino de traducir una emoción”, afirman. Por eso trabajan a medida, sin atajos. Por eso sus casas no se parecen entre sí, aunque todas comparten una misma quietud.
Desde esta filosofía nace su interés por lo sostenible, no como moda sino como ética. Seleccionan materiales duraderos, colaboran con artesanos locales, y devuelven valor a lo ya existente. Todo forma parte de una misma narrativa: hacer del diseño un acto de cuidado.
Alicia Fuertes, con su mirada entrenada en la observación periodística, aporta una dimensión casi literaria al diseño. No es casualidad que cada estancia bajo su dirección cuente una historia, que cada objeto parezca ocupar su lugar por destino más que por decisión. Su formación en homestaging y su experiencia en espacios habitados por la emoción hacen de ella una narradora espacial.
Sara Santamarta, por su parte, construye desde la serenidad estructural. Como arquitecta, comprende el espacio con profundidad técnica, y como diseñadora de interiores, lo dota de vida. Su especial sensibilidad por los materiales, los volúmenes y las transiciones otorga a cada proyecto una fluidez natural.
Estética atemporal
Hay algo en el trabajo de Fuertes Santamarta que escapa al tiempo. Una sobriedad elegante, una calidez sin exceso, una atención a lo cotidiano. En sus proyectos no hay ruido ni tendencia, solo una armonía discreta que se cuela por las ventanas, que se posa en las alfombras, que acompaña la vida sin interrumpirla.
Como ellas mismas dicen: “El diseño es emocional. No proviene de un punto de vista racional”. Y quizá ahí radique su fuerza: en haber devuelto al interiorismo su dimensión más humana. La que no diseña solo para la vista, sino también para la piel, para el recuerdo, para el alma.