La ceramista Virginia Torrego nació en Madrid. Después de muchos años en Menorca, actualmente reside en Mallorca. Estudió Restauración de Antigüedades y trabajó mucho tiempo entre materiales y herramientas poco conocidos para la mayoría. Recibió clases de Escultura e Historia del Arte en la Universidad y finalmente se hizo Museóloga.
Con 34 años abrió su primera Escuela de Arte en el centro de Madrid. En 2010 creó el Espacio Creativo Creae, su segunda escuela de arte y, actualmente dirige su tercera escuela, galería y taller, Latrés, en plena Sierra de Tramontana en Selva (Mallorca).
Su pasión es la cerámica «A estas alturas de vida, cuando complicarme ya no es una opción, lo que la cerámica me transmite es paz. Es mi parte creativa más personal e íntima. Tanto, que todas las piezas llevan dentro de sí mi propio estado de ánimo. Porque el barro es poroso, permeable, y absorbe todo lo que yo siento cada uno de los días que dedico con esmero a cada pieza. Un barro que también es frágil y duro al mismo tiempo, como yo» comenta.
Y añade: «El barro, su textura y color, siempre neutros, siempre tierras, es lo que me encanta ver encima de mi mesa rodeado de herramientas y de restos de otros barros que, en ocasiones, se mezclan con el nuevo… Sólo eso. Nada más. Y nada menos«.