Raúl Sánchez diseña Casa Magarola integrada en la ladera de una montaña, con gran respeto por el lugar

16 junio 2025
El arquitecto ha proyectado esta vivienda conservando intacto el perfil natural del terreno, con una arquitectura precisa y silenciosa: una lección de cómo habitar sin dañar el paisaje.
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En lo alto de una ladera de inclinación extrema, donde la montaña se precipita con una pendiente del 100%, se encuentra Casa Magarola sobre la roca de pizarra. El arquitecto Raúl Sánchez ha proyectado esta vivienda conservando intacto el perfil natural del terreno, con una arquitectura precisa y silenciosa.

La casa no se apoya en cimientos tradicionales, sino que se alza sobre un sistema mínimo de pantallas de hormigón. Como patas de un animal que se adapta al terreno escarpado, estas estructuras apenas tocan el suelo, permitiendo que el paisaje siga respirando bajo ellas. Es una vivienda que añade una capa construida sin borrar las anteriores, una intervención que se integra en el lugar de forma amable.

Desde la cota superior, el acceso se realiza como quien descubre un secreto bien guardado. La casa se presenta primero como un volumen hermético, abstracto. Solo al descender por una escalera volada, suspendida en la ladera, se revela su verdadera dimensión. Al llegar a la gran terraza de entrada, un espacio generoso da la bienvenida a través de la cocina-comedor, el corazón social del hogar, abierta hacia el valle por medio de cuatro amplias correderas de vidrio. La experiencia es inmersiva: los árboles acarician la fachada, el horizonte se despliega sin interrupciones, y la naturaleza entra en la casa sin pedir permiso.

En el interior, la planta baja se organiza en torno a un núcleo compacto, escalera, baño, despensa, que libera el perímetro para un flujo continuo de espacios: cocina, salón y un mirador que se asoma al vacío. Un banco corrido acompaña la fachada acristalada, invitando al recogimiento y a la contemplación. En lugar de una entrada formal, el arquitecto propone un gesto hospitalario: entrar directamente a la cocina donde una isla de hormigón in situ y piedra ceppo, ofrece una bienvenida con comida, bebida y un paisaje que admirar.

Cocina: Sillas Carimate diseñadas por Vico Magistretti para Cassina.

Una doble altura conecta visualmente ambas plantas, con un vacío central por donde se cuela la escalera interior. Esta asciende hasta un torreón cuadrado, girado 45 grados, que corona la casa como una linterna orientada al cielo, permitiendo que la continuidad espacial y visual no se interrumpa ni siquiera en la cubierta, desde donde las vistas son espectaculares.

Sillón y otomana modelo P103. Osvaldo Borsani de Tecno. Mesa de centro de hierro y vidrio, Miguel Milá de Gres. Lámpara de pie Semiesférica blanca. Joan Antoni Blanc de Tramo. Lámpara Bach. Federico Correa & Alfonso Milá de Polinax. Taburete Cork Family. Jasper Morrison de Vitra. Eames house bird, Eames de Vitra. Alfombra Earth terracotta de Nanimarquina.

En la planta superior, un espacio central conecta dos pequeños balcones que enmarcan el paisaje mientras distribuye el acceso a tres dormitorios y un baño. El dormitorio principal disfruta de vestidor y baño ensuite, con puertas correderas que permiten reconfigurar el espacio según los momentos. Incluso desde la ducha, el paisaje vuelve a hacerse presente, demostrando que aquí no hay ángulos ciegos: todos los espacios dialogan con el exterior.

La proporción áurea guía las trazas de la casa, tanto en planta como en alzado, confiriendo un equilibrio clásico que se percibe aunque no se vea. Tres de sus fachadas son contenidas y precisas: las aperturas están medidas, a veces tamizadas por celosías o retranqueadas como balcones hacia adentro. Solo la cara que mira al valle se abre plenamente, como si la casa respirara hacia ese lado. Incluso el color cambia: un tono amarillento luminoso en la fachada abierta frente a los tonos terrosos del resto del volumen, creando una tensión visual que recuerda el contraste entre lo natural y lo construido, sin que deje de perder su identidad.

Técnicamente, Casa Magarola es una obra de ingeniería contenida y eficaz. Estructurada mediante pantallas de hormigón y finas losas de 20 cm, no hay rastros de la estructura ni dentro ni fuera. La eficiencia energética es ejemplar: suelo radiante en todas las estancias, aerotermia alimentada por placas fotovoltaicas, aislamiento térmico continuo, ventilación cruzada natural, depósito de aguas pluviales y una cuidadosa selección de materiales locales y de bajo impacto. El respeto al entorno es radical: se han preservado todos los árboles existentes salvo dos, y el terreno apenas ha sido alterado.

Un gesto final, poético y revelador, remata el acceso: un gran bloque de roca del lugar, convertido en primer peldaño, rinde homenaje a Carlo Scarpa, una piedra que marca el comienzo del recorrido al interior de la vivienda. Casa Magarola, además de un ejercicio de arquitectura sensible, es una lección de cómo habitar sin dañar el paisaje, con exquisito respeto al lugar.

Sillones Diamond de Harry Bertoia. Mesa de centro de fibra de vidrio.
Axo 1
Sección 1
Sección 2
Sección 3
Planta 0
Planta 1

Proyecto: Casa Magarola.
Ubicación: Sant Cugat del Vallés (Barcelona).
Arquitectura: Raúl Sánchez.
Equipo de arquitectura: Paolo Burattini, Flavia Thalisa Gütermann, Dimitris Louizos, Carlos Montes.
Estructuras: Diagonal Estructuras.
Ingeniería: Marés Ingenieros.
Aparejador: Gruart.
Fotografía: José Hevia.
Terminado: 2024.
Área construida: 175 m2.

Raúl Sánchez y el bloque de roca del lugar, convertido en primer peldaño de la escalera interior, como homenaje a Carlo Scarpa.

Raúl Sánchez

La arquitectura de Raúl Sánchez no se construye solo con materia, sino también con ideas, emociones y silencios. Desde su estudio en Barcelona, Raúl Sánchez Architects, fundado en 2006, desarrolla una práctica que desafía las convenciones sin romper la armonía, donde cada proyecto es una oportunidad para investigar los límites del espacio, la luz y la percepción.

Formado como arquitecto en la Universidad de Granada, su trayectoria ha estado marcada por una constante vocación experimental. Sánchez no busca repetir fórmulas, sino formular preguntas. Le interesan los vacíos tanto como los llenos, las geometrías inesperadas, los recorridos que no se explican del todo, y esa delicada línea donde lo técnico y lo sensorial se funden. Su obra se expresa a través de un lenguaje propio: preciso, audaz, pero profundamente respetuoso con el contexto.

En cada uno de sus trabajos, ya sean rehabilitaciones, viviendas unifamiliares, instalaciones efímeras o interiores de intensa carga narrativa, hay una voluntad de transformar lo cotidiano en extraordinario. Su aproximación es profundamente conceptual, pero nunca se aleja de lo físico. Para Sánchez, la arquitectura es una experiencia espacial que debe sentirse, recorrerse y vivirse. Y es en ese tránsito donde aflora la belleza.
Trabaja actualmente en lugares como Nueva York, Munich, Barcelona y Madrid, y sus proyectos han sido ampliamente publicados y premiados, tanto en España como en el ámbito internacional.

Más allá de su práctica profesional, Raúl Sánchez también cultiva una intensa actividad académica. Desde 2017 es profesor de Proyecto de Diseño Interior en la escuela Elisava.

Raúl Sánchez proyecta con rigor, pero también con riesgo. Cree en la arquitectura como una forma de pensamiento que se construye con gestos medidos, con vacíos intencionados, con materiales que envejecen con dignidad. Sus espacios no se explican de una vez: invitan, sugieren, acompañan. Y en ese acompañamiento, quienes los habitan descubren que vivir también puede ser una forma de contemplar.

Fuente: Raúl Sánchez Architects.

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